Reflexiones sobre comercio y sostenibilidad en el sector agroalimentario europeo

Los datos macroeconómicos del sector agroalimentario europeo arrojan en los últimos años unos datos muy positivos e incluso muestran cifras récords en términos de producción, volumen de exportaciones y ventas, etc.

Este panorama esconde en realidad un escenario bien distinto en lo que se refiere a la situación particular de quienes conforman el primer eslabón de la cadena alimentaria, los agricultores y ganaderos, lo cual tiene a su vez una incidencia directa y negativa en otros aspectos relacionados con la sostenibilidad social y ambiental del comercio agroalimentario.

La actividad agraria a escala internacional está viendo alterada su forma tradicional y sostenible de producción de alimentos debido a una serie de elementos que está poniendo en riesgo la desaparición de un modelo económico, social, ambiental y profesional de la agricultura que tiene su máxima expresión en la agricultura familiar.

Las perspectivas de crecimiento de la población mundial y la necesidad de mayor suministro de alimentos, ha facilitado la entrada en escena de grandes fondos e inversores externos en la agricultura que, a la postre, puede comprometer la sostenibilidad vinculada al modelo de producción agroalimentaria basada en las pequeñas y medianas explotaciones.

Uno de los grandes retos que afronta el comercio agroalimentario de los últimos años tiene que ver precisamente con el exceso de concentración del mercado en manos de pocas empresas multinacionales que controlan las cadenas de valor agroalimentarias. Un modelo productivo que no atiende adecuadamente las dimensiones sociales y ambientales y que tiene un efecto directo en cuestiones tan preocupantes como los crecientes fenómenos de deforestación, desplazamientos y el abandono o acaparamiento de las tierras en algunas regiones del planeta.

Por todo ello, es necesario que Europa se muestre firme y siga abanderando la defensa del modelo actual de agricultura profesional y familiar a través de las siguientes acciones:

-     Apoyar la promoción y el desarrollo de unos sistemas alimentarios sostenibles basados en los agricultores profesionales y familiares como mejor forma de alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible, la equidad social y el bienestar de la comunidad, y como mejor medio para lograr la reducción de la pobreza mundial y la generación de empleo.

-     Aplicar este apoyo a todos los ámbitos de acción gubernamental en referencia al sector agroalimentario a través de una política de apoyo de la economía familiar que se materialice en una “Ley de la agricultura familiar”.

-     Reconocer y valorizar la acción social de los bienes públicos ambientales que ejerce la agricultura familiar, con el objeto de lograr una mayor transparencia en todo el proceso de comercialización mundial reforzando aspectos como el comercio y las producciones locales (uso de razas ganaderas y variedades locales) que permitan a los productores aumentar sus márgenes de beneficio logrando así un reparto más justo de la cadena de valor.

Sin olvidar nunca que si conseguimos que se materialice y se consolide este compromiso de todas las estrategias y políticas públicas con el modelo sostenible de agricultura familiar, los beneficios se extenderán por toda la sociedad, empezando por los propios profesionales del sector agrario y las comunidades rurales, y terminando por el conjunto de la población, en tanto que todos somos consumidores de alimentos y queremos que sean sanos, seguros y respetuosos, en los procesos del campo a la mesa, con los recursos naturales y el desarrollo sostenible.

Gonzalo Corrales. Responsable técnico de la oficina de UPA en Bruselas.

Fuente: UPA, Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos